sábado, 21 de marzo de 2009
La marca
Hay una marca indeleble, bética
que elabora el destino magistral en el aire
la percibo cotidiana, cuando amanece y llama.
Me he vuelto indiferente
a su porfiada intensidad
casi incapaz de pactar con él nada.
Fatalmente el pálido tiempo va a ganar
pero su ficticio triunfo será una derrota
pues ya he extirpado toda razón
de mantenerme viva.
Cuando el afecto está en el crepúsculo,
mientras el sonoro rotar del mundillo
me provoca una mueca de espanto,
siempre estoy partiendo.
He visto la senda del destino
pero mi vida siguiéndola
estrelló varios horizontes
en un no tiempo obligado.
Es la estrella del naufragio
que nos deja inalcanzables, fuera,
en el despertar del exilio eterno.
S.V.©
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